Il faut toujours garder les deux yeux ouverts,
un œil ouvert sur la misère du monde pour la combattre,
un œil ouvert sur sa beauté ineffable, pour rendre grâce.
-Abbé Pierre.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Malentendido

                                                                                                                          Foto: Juan García González

Ella:

ven
abre el tiempo sin demora
canta al viento que en su hora
fue quien tuvo a bien partir

Él:

sin raíces, ya cansado
con delirios en mis sienes
tú no sabes a quién tienes
corazón, qué tan rasgado
¿a pedir mi amor tú vienes?

Ella:

luz
que simula estar desnuda
y en la húmeda ternura
da sus brazos bajo el mar

Él:

ignorante es lo que has dicho
el camino más frondoso
luciría más hermoso
tan oscuro por capricho
si olvidaras lo amoroso

Ella:

sal
de esta vida que en su huida
no te quiso todavía
y te vio palidecer

Él:

¿me convidas a viajar?
pues que sepas que lozanos
con sus dedos y sus manos
mis sentidos dio en atar
el ahora y sus hermanos


jueves, 11 de octubre de 2012

El hombre

                                                                                                                             Foto: Maxi Conesa

    Un hombre está sentado en mitad del desierto. Hay montañas de escombros, entramados de raíces arrancadas forman madejas a medio tejer. Alrededor nada, sólo desierto, nada. Él está sobre una piedra ancha, con los pies descalzos hurga en la arena caliente. Sus brazos acaban en manos apoyadas y muñecas doloridas, mira hacia abajo con sus ojos, mira hacia adentro con sus entrañas. El sol le quema la espalda, no sabe desde cuándo está en este lugar.
    Este hombre hace preguntas. Su amigo, su sangre, su hermano… este hombre hace preguntas pero el fuego del aire las deshace. Su ropa está hecha jirones, cree haber llegado en un naufragio. Sí, nota la sal en los labios y el pelo áspero, metal en las encías. En sus oídos aprieta una voz, un grito de otro hombre que le ahoga, es tan fuerte que se parece al silencio, pero pesa como una vida. Aprieta los dientes y los párpados, exhala aliento de tierra, y le abrasa por dentro. La voz le da tregua y se aleja con una brisa tenue.
    Este hombre ha abrazado el amor, y el amor ha llorado en sus brazos. Pero no es este el lamento que lo acompaña. Él ha matado, ha matado con sus manos a su amigo, su sangre, su hermano. Lo ha matado con sus manos, con sus palabras y con su corazón. Ahora el llanto que ansía son alfileres oxidados, una terrible maldición apoya la mano sobre su hombro, y no comprende si esto es dulce o amargo. Quiere aprender a romperse, es una figura de barro que se pensaba hombre y acaba de descubrir con perplejidad su naturaleza. Nunca la fuerza y la fragilidad se habían mirado tan de cerca, un hilo mantiene unidos el cielo y la tierra.
    En el desierto la luz no sabe a quién querer, no entiende a los hombres, no entiende la vida, no entiende la muerte. El hombre sentado tampoco sabe, pero su dolor arde como la esfera que escupe su sombra. Contiene la respiración, ésta podría ser la eternidad, el sudor muerde la piedra y no hay reflejo en sus ojos llenos de polvo. Ya no hay tiempo, se congelan las horas y la llanura que lo rodea es un precipicio infinito. Su cuerpo se esparce y se funde con las raíces, que no le tienen rencor.

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Tú quién eres?

                                                                                                                                         Foto: Hugo Sánchez

soy la espada
que acaricia
con su aliento las heridas
que dejaron en tu rostro
las mentiras

soy el día
que en tu vientre
apaga el alma y al ocaso
bebe el vino que olvidaste
en el fracaso

soy el viento
llevo atados
con escamas tus excesos
no soy nadie ni soy nada
sin tus besos

soy la luz
que ya no habita
báilame en el firmamento
¿tú quién eres? yo soy tú
yo soy el tiempo