Il faut toujours garder les deux yeux ouverts,
un œil ouvert sur la misère du monde pour la combattre,
un œil ouvert sur sa beauté ineffable, pour rendre grâce.
-Abbé Pierre.

martes, 29 de enero de 2013

El mar

 
                                                                                                                                    Foto: Maxi Conesa


¿Y si el mar quisiera ser de aire?
Habitar el cielo,
volar con los sueños
que vieron nacer sus alas.
Medir el tiempo,
acariciar
con la punta de los dedos
tu mirada.

¿Y si el mar fuera de tierra?
Las entrañas del camino
con su sangre llenaría.
Abrazar las raíces
del olivo centenario
y guardar en su regazo
los tesoros del olvido,
eso haría.

¿Y si el mar bailase al son del fuego
dibujando poesía
con su lengua incandescente?
En su ira encontrarías
la canción más serena

dulce
demente,
y a la vez tardía.

Pero el mar no quiere viento,
no es arena,
no arde y baila.
Si así fuera
no habría lluvia
que borrase mis recuerdos
ni la sal
de tus lágrimas.

martes, 8 de enero de 2013

Los sueños de Guido

                                                                                                        Foto: Isabel Munuera

Doquiera que des tu oído
reman los sueños de Guido.
Mira de canto la escala,
famoso el Himno a San Juan.
Soltura de voz y de habla
labran sonidos divinos,
silencio y firme compás.


Pequeño homenaje en verso a un curioso episodio de la historia de la música… En la Edad Media se cantaba un himno dedicado a San Juan Bautista que tenía una particularidad: cada frase musical comenzaba con una nota superior a la que antecedía. Guido d’Arezzo, monje benedictino que vivió en el siglo XI, tomó la primera sílaba de cada verso como alternativa a los nombres antiguos de las notas, que hasta entonces se denominaban con letras del abecedario. El texto decía así:

Ut queant laxis

resonare fibris

mira gestorum

famuli tuorum

solve polluti

labii reatum

Sancte Ioannes.

Para que puedan

exaltar a pleno pulmón

las maravillas

estos siervos tuyos

perdona la falta

de nuestros labios impuros

San Juan.


Cinco siglos más tarde, fue un tal Anselmo de Flandes el que sugirió que las iniciales del último verso, Sancte Ioannes, dieran nombre a la nota Si. Y ya en el siglo XVII el musicólogo Giovanni Battista Doni cambió Ut por la primera sílaba de su apellido.

Quedó así definido el nombre de las notas musicales: Do Re Mi Fa Sol La Si (que componen también el comienzo de los versos de "Los sueños de Guido"). Este sistema convive en la actualidad con sus predecesores: en Francia, por ejemplo, siguen usando Ut en lugar de Do, y en países anglosajones predomina el uso de las siete primeras letras del abecedario, siendo A B C D E F G equivalente a La Si Do Re Mi Fa Sol. Sin ir más lejos, las claves de Sol, Fa y Do son las letras G, F y C un tanto ornamentadas y transformadas por el tiempo.


Evolución de las claves musicales
Fuente: Wiechowicz Stanisław: Ćwiczenia w starych kluczach. Część pierwsza.
3-głosowe utwory dawnych mistrzów (XIII-XVIII w.).
Cracow, Polskie Wydawnictwo Muzyczne, 1953.


Existen muchos más sitemas para nombrar los sonidos, fantásticas herramientas de codificación que nos ayudan a hacer música, poemas y viceversa, pero que en ocasiones transmiten mensajes inquietantes, como este que surge de combinar el solfeo occidental con el sargam de la India: Si MiDo Mi LaDo ReLaMiDo PaGaRé SaNiDá. Ahí lo dejo.

jueves, 3 de enero de 2013

¿A qué has venido?

                                                                                                                             Foto: Juan García González

He venido
a inventarme los colores
que el pintor derramará
por las aguas
del río;
no soy más
que un trozo de hilo
anudado por un lado
al extremo
del olvido.

Van conmigo las maletas
ocupadas con vacío
según si el paso es fértil
o baldío;
estaré cerca de aquél
que conciba el temor
como un amigo
del camino.

No hay error posible
si lo único que hacemos
es cruzar de un lado a otro
con las manos abiertas,
los ojos abrazados
y el corazón
henchido.