Doquiera que des tu oído
reman los sueños de Guido.
Mira de canto la escala,
famoso el Himno a San Juan.
Soltura de voz y de habla
labran sonidos divinos,
silencio y firme compás.
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Pequeño homenaje en verso a un curioso episodio de la historia de la música… En la Edad Media se cantaba un himno dedicado a San Juan Bautista que tenía una particularidad: cada frase musical comenzaba con una nota superior a la que antecedía. Guido d’Arezzo, monje benedictino que vivió en el siglo XI, tomó la primera sílaba de cada verso como alternativa a los nombres antiguos de las notas, que hasta entonces se denominaban con letras del abecedario. El texto decía así:
Ut queant laxis
resonare fibris
mira gestorum
famuli tuorum
solve polluti
labii reatum
Sancte Ioannes.
Para que puedan
exaltar a pleno pulmón
las maravillas
estos siervos tuyos
perdona la falta
de nuestros labios impuros
San Juan.
Cinco siglos más tarde, fue un tal Anselmo de Flandes el que sugirió que las iniciales del último verso, Sancte Ioannes, dieran nombre a la nota Si. Y ya en el siglo XVII el musicólogo Giovanni Battista Doni cambió Ut por la primera sílaba de su apellido.
Quedó así definido el nombre de las notas musicales: Do Re Mi Fa Sol La Si (que componen también el comienzo de los versos de "Los sueños de Guido"). Este sistema convive en la actualidad con sus predecesores: en Francia, por ejemplo, siguen usando Ut en lugar de Do, y en países anglosajones predomina el uso de las siete primeras letras del abecedario, siendo A B C D E F G equivalente a La Si Do Re Mi Fa Sol. Sin ir más lejos, las claves de Sol, Fa y Do son las letras G, F y C un tanto ornamentadas y transformadas por el tiempo.
Evolución de las claves musicales
Fuente: Wiechowicz Stanisław: Ćwiczenia w starych kluczach. Część pierwsza.
3-głosowe utwory dawnych mistrzów (XIII-XVIII w.).
Cracow, Polskie
Wydawnictwo Muzyczne, 1953.
Existen muchos más sitemas para nombrar los sonidos, fantásticas herramientas de codificación que nos ayudan a hacer música, poemas y viceversa, pero que en ocasiones transmiten mensajes inquietantes, como este que surge de combinar el solfeo occidental con el sargam de la India: Si MiDo Mi LaDo ReLaMiDo PaGaRé SaNiDá. Ahí lo dejo.