Il faut toujours garder les deux yeux ouverts,
un œil ouvert sur la misère du monde pour la combattre,
un œil ouvert sur sa beauté ineffable, pour rendre grâce.
-Abbé Pierre.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Malentendido

                                                                                                                          Foto: Juan García González

Ella:

ven
abre el tiempo sin demora
canta al viento que en su hora
fue quien tuvo a bien partir

Él:

sin raíces, ya cansado
con delirios en mis sienes
tú no sabes a quién tienes
corazón, qué tan rasgado
¿a pedir mi amor tú vienes?

Ella:

luz
que simula estar desnuda
y en la húmeda ternura
da sus brazos bajo el mar

Él:

ignorante es lo que has dicho
el camino más frondoso
luciría más hermoso
tan oscuro por capricho
si olvidaras lo amoroso

Ella:

sal
de esta vida que en su huida
no te quiso todavía
y te vio palidecer

Él:

¿me convidas a viajar?
pues que sepas que lozanos
con sus dedos y sus manos
mis sentidos dio en atar
el ahora y sus hermanos


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucha intensidad emocional. Es transportador el poder de transmitir emociones a través de las palabras.

Sólo queda destacar el anacoluto de los versos finales de él, es decir, entre los sustantivos de la oración (los sentidos de él, con sus dedos y sus manos) y la forma verbal (dio, en vez de dieron) no hay, aparentemente, coherencia.

A la espera de más en cuanto sea posible,

un humilde lector.

Rodrigo Martín Munuera dijo...

Muchas gracias por el comentario y la atención prestada, es un placer intensificar las emociones de los lectores.

Gracias también porque desconocía la palabra anacoluto. El otro día aprendí jitanjáfora, si los juntamos podrían ser dos personajes de cómic: "Las aventuras de Jitanjáfora y Anacoluto".

En realidad el sujeto de los versos finales es "el ahora": el ahora dio en atar mis sentidos, con sus dedos, con sus manos, y con sus hermanos lozanos (los hermanos del ahora serían el presente, el carpe diem, el instante...)

Anónimo dijo...

Bien, entonces tenemos ya un bello ejemplo de la ambigüedad del lenguaje. Y cuántas posibilidades nos ofrece a través de sus normas y el salto de estas. Poder desarrollar la habilidad de ser preciso en lo que se quiere comunicar es seguramente un viaje profundo hacia sí mismo, por lo que tiene el lenguaje de subjetivo, y muy especialmente a través de la expresión literaria.

A la espera de ingeniosas jitanjáforas, o lo que venga, en cuanto éstas vean la luz,
un lector dedicado.