Foto: Hugo Sánchez
Quisiera aclarar algunas cosas.
No es un nudo lo que hay en la garganta,
es una trenza de raíz.
Las mariposas del estómago
más bien son murciélagos encaramados.
Cuando te miro a ti me veo a mí.
Al cerrar los ojos
no siento el pulso en los párpados,
siento la sangre inundar el aire negro.
Mi corazón no galopa ni cabalga,
se golpea cual loco contra las paredes.
Y no es que dé palos de ciego,
es que en lugar de remos mi barca lleva alas.
También quisiera aclarar
que la tristeza no me embarga, me desahucia.
Y no tengo miedo, tengo pánico.
Pero no te confundas,
la trenza me la como con patatas cada día
(con salsa picante está exquisita).
Los murciélagos me hacen reír hasta el delirio.
Para no aburrirme al verme en cada espejo,
en cada esquina,
me peino diferente si es de noche o si es de día.
La sangre que me inunda me emborracha,
el loco de mi pecho es sólo un tarado,
y en mi embarcación alada cabemos todos,
haciendo el pino, de pie o sentados.
Le agradezco el desahucio a la tristeza
porque prefiero ser nómada.
¿Y el pánico?
El pánico me da la puta vida.
Quisiera aclarar algunas cosas,
pero no todas porque son muchas.
No necesito que me entiendas,
sólo que parezca que me escuchas.